El diseño, las características de los corrales y las condiciones del manejo ante mortem son claves para conservar el bienestar animal.
El traslado, la recepción, el pesaje y la cuarentena, marcan la diferencia pues pueden hacer más cómoda la estadía del animal y hacer que fluyan fácilmente por las mangas y pasillos evitando ser maltratados con palos y tábanos.
El sacrificio se debe hacer de la manera menos traumática, generando el mínimo estrés, dentro de una trampa de aturdimiento o box de aturdimiento, garantizando:
- Una buena inmovilización, para que el animal no se haga daño con sus propios movimientos.
- Un empujador trasero que lo haga avanzar y garantice la inmovilización cualquiera que sea el tamaño del animal.
- Sujetador de cabeza para que permanezca firme al momento de la insensibilización,
- Piso antideslizante que evite que el animal se resbale.
- Piso levemente inclinado que facilite la salida del animal aturdido
- Debe tener forma de apretar en los costados o por lo menos que no tenga manera de darse vuelta en caso de ser animal pequeño.
- El material debe ser lavable, no necesariamente acero inoxidable aunque este en todo caso es más durable e higiénico.
- Un insensibilizador adecuado que puede ser por perno cautivo por sistema penetrante o no penetrante o electronarcosis.